Buscar

martes, 16 de diciembre de 2014

Mediocridades

Para aparentar ser bueno en algo hacen falta años de dedicación y esfuerzo; ante la falta de talento natural no hay mejor fórmula si se quiere destacar en la vida: una dosis de saber estar en el lugar de la acción, dos partes y media de usurpación de logros, tres cuartos de ceguera entre congéneres, seis medidas de calumnia y un puñado de frases autocomplacientes bastan para lograr lo que se finge ser.

Vivir bajo este perfil no debe ser nada agradable, siempre en alerta constante como el soldado que defiende su territorio ante el bando enemigo, evitando cualquier conato de lucidez ajena, paleando desechos sobre parcela colindante así la mierda alcance a otros, iluminando lugares vacíos de contenido, continente y condimento... Hoy estoy un poco sensible con este tema, se nota que me tocaron la fibra.

En principio quería comentar otra historia que nada tiene que ver con lo anterior, Carolina -no es su nombre real- es una mujer de cincuenta y largos, perdió a todos sus seres queridos -exceptuando uno/a que no ve todo lo que quisiera- en un breve periodo de tiempo y desgraciadamente no logra superarlo. Afortunadamente trabaja, el resto del día -y la noche- la pasa en casa, acurrucada, llorando mientras deja pasar las horas recordando tiempos mejores, buscando una respuesta sin respuesta ante tal fatalidad o castigo divino, sumiéndose en una pena crónica que si hay alguien que no la merece es ella. Y aunque esto es territorio clandestino y los ánimos que se envíen no llegarán directamente a su destinatario espero y deseo para este año próximo un gran año para esta mujer, lo merece por buena persona y, a colación de los primeros párrafos, por tener talento y no demostrarlo.