- Sígueme por favor -ahora me recordaba a Sméagol-, está justo detrás del carballo. Falta nada.
Observando la cara de expectación del cliente ya le mereció la pena pagarle los 45€/hora de excepcional clase privada, hay que engalanar el exclusivo producto aunque éste sean gamusinos de un falso bosque primitivo. Hay que valer para ello.