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domingo, 27 de abril de 2014

Adios a la isla de los volcanes

Toca recoger la maleta después de cinco días en esta tierra tan extraña y diferente a donde yo vivo, un lugar que me parecería terriblemente hostil si no fuera por la cantidad de servicios creados para el bienestar del guiri, entre los cuales me encuentro, pero me deja un regusto dulce como pude comprobar recorriendo la isla; espero caer de nuevo por aquí en cuanto pueda, dejé cierto asunto pendiente relacionado con el mar.

Me gusta conocer los lugares a los que tengo la suerte de ir, miro el mapa miles de veces buscando áreas a las que no accedí el día anterior y que me ayudan a trasladar el plano a la realidad, una afición que mantengo desde hace tiempo, la cual me sirve para recordar sitios en los que he estado, juzgar de manera más imparcial los comentarios de terceros y guardar instantáneas en la sesera de por vida (cerebral).

viernes, 11 de abril de 2014

Ojito con mutilar la Biblioteca

Si lo ves desde la perspectiva de que gracias a la red de redes la población media es más culta, está mejor informada, aprende antes y mejor, lo cual incide en su coeficiente intelectual, conoce lo que sucede en otras partes del globo a tiempo real, hace amigos a la carta o dispone de las herramientas necesarias para olvidar penas, remitir depresiones y aliviar dolores resulta incomprensible que cuatro inseguros altos cargos con derecho a veto quieran censurar los contenidos de la Biblioteca bajo la atenta mirada de productores de cuenta corriente en descenso, artistas que ya no se consideran como tales porque antes ganaban más dinero y llegaban más lejos, padres superprotectores que ponen barreras a sus hijos para que no salten ni el bordillo, sectarios, acomplejados, malpensados, amantes de la ignorancia ajena, inquisidores o amedrentados seres que urgan en la herida -que la hay- para hacerla más grande e infecta.

¿En un país con seis millones de parados como va a haber dinero para todo lo que los dirigentes de mercado han creado?, es imposible mantener una familia con los vicios de antes (alquiler, agua corriente, luz, gas, teléfono fijo, coche en el mejor de los casos, comunidad de vecinos) más los de ahora (internet, móvil, fijo; productos de consumo de todo tipo; vacaciones de pack hotel+ media pensión+ 2 excursiones+ coche de alquiler+ juerga nocturna; tele de pago; seguros varios que llegan semestralmente sin contar con ellos; comisiones de cada una de las cuentas, tarjetas o clubs a los que pertenecemos; millones de negocios -y negociantes- orientados al bienestar físico, mental, sexual o espiritual en busca de nosotros, clientes insatisfechos de como les va la vida). ¿Aún así creen que la culpa de que no vayamos al cine, compremos menos discos, echen el cierre las librerías o maten a las ballenas la tiene la libertad en internet?, pues venga, pongan muros sobre el espacio para que así ni siquiera podamos informarnos por nuestra cuenta.

martes, 8 de abril de 2014

Mejor llamarlo carrusel y no tiovivo

Cuando las personas buscan mirarse a los ojos e intuyen que están pensando lo mismo surge la química; como en toda fórmula, su combinación y factores ambientales pueden influir mucho en el resultado final. Esta teoría sirve igual para el trabajo como para un ligoteo de discoteca y una vez puesto el motor en marcha es difícil que deje de andar, así que antes de arrancarlo hay que tener clara la ruta a seguir, fiarse del instinto y ser legal por el camino.

No sabría decir si tener cierto talento para la intuición es un don o una tara, casi es mejor no verlas venir porque la incertidumbre del antes de que suceda no indica que vaya a suceder realmente y manejarse entre lo que puede ser y lo que será no es fácil. Esta "cualidad" casi femenina que viene de serie te pone alerta ante muchas cosas; es desconfiada, cruel, abierta y compasiva a pares iguales. Para consuelo está el tiempo, que dicta sentencia siempre, pasando por encima de cualquier teoría futurista, reventando así probabilidades, elucubraciones, hipótesis o fantasías varias. De ahí la idea de que quizá es mejor dejarse llevar -o por lo menos más relajado- que trazar una vía sin opción a marcha atrás. Pero para esto hay que valer.