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martes, 8 de abril de 2014

Mejor llamarlo carrusel y no tiovivo

Cuando las personas buscan mirarse a los ojos e intuyen que están pensando lo mismo surge la química; como en toda fórmula, su combinación y factores ambientales pueden influir mucho en el resultado final. Esta teoría sirve igual para el trabajo como para un ligoteo de discoteca y una vez puesto el motor en marcha es difícil que deje de andar, así que antes de arrancarlo hay que tener clara la ruta a seguir, fiarse del instinto y ser legal por el camino.

No sabría decir si tener cierto talento para la intuición es un don o una tara, casi es mejor no verlas venir porque la incertidumbre del antes de que suceda no indica que vaya a suceder realmente y manejarse entre lo que puede ser y lo que será no es fácil. Esta "cualidad" casi femenina que viene de serie te pone alerta ante muchas cosas; es desconfiada, cruel, abierta y compasiva a pares iguales. Para consuelo está el tiempo, que dicta sentencia siempre, pasando por encima de cualquier teoría futurista, reventando así probabilidades, elucubraciones, hipótesis o fantasías varias. De ahí la idea de que quizá es mejor dejarse llevar -o por lo menos más relajado- que trazar una vía sin opción a marcha atrás. Pero para esto hay que valer.