Para todo hay un espacio, parece una sentencia pero no, va en otra dirección. Con este tema de escribir va un poco por ahí, ando espeso a la hora de juntar letras, es tontería tan siquiera intentarlo, más cuando el motor principal de este destartalado blog está fuera de juego.
Un servidor tiene una profesión, parece otra sentencia pero no, sirva a modo de introducción. A todos nos gustaría desempeñar nuestro oficio de manera remunerada, no es mi caso, me pagan por hacer otra cosa que nada tiene que ver, es lo que hay, o lo tomas o lo dejas, basta con mirar los datos del desempleo para ver la luz. Pues eso, aquí andamos, contentos con lo que tenemos porque ya nos parece bastante fortuna, buen argumento, motivador para la vuelta de vacaciones; también me han salido un par de canas, signo evidente de madurez que supongo implica un plus de veteranía, un poco de callo.
La cuestión es pasarlo bien, sin hacer daño intencionado -tercera frase lapidaria-, la voy a utilizar sólo como epílogo. Siempre es preferible sonreír antes de comenzar nada porque para bien o para mal, una sonrisa sincera es símbolo de fortaleza. Por lo menos para mí.