Un servidor,
que se considera a sí mismo un todoterreno, quiero decir que circula por cualquier
sitio pero realmente no es bueno de verdad sobre ningún pavimento, entiende la
falta de prestaciones en picos de exigencia y exprime lo que puede en el resto
dando como resultado pequeñas e ilusionantes metas. El blog es una de ellas.
Muchas
veces ocurre que, cuando escribes al aire libre y optas por darle al botón
publicar, intentas evitar nombrar a terceras personas sobre todo si son
cercanas; por lo menos es mi caso, una de las pocas normas que pueda tener esta
historia es que no implica a mis seres queridos -ni aproximados-, va en otra dirección si es que
pueda tener alguna. Bajo esta premisa y otras intentonas (sin fotos, no se admiten
comentarios, ningún amigo enlazado, diseño y estructura mediocre, cero en
publicidad o marketing) me muevo con más soltura cuando golpeo las teclas,
establecer unos límites sirve para adaptarte a lo que tienes sin mayor ambición
que intentar no sobrepasarlos bajo ninguna condición ya que significaría el fin
de unos principios, perder la -supuesta-
identidad, olvidar el granito de arena.
Queda
mucho por decir al margen, cantidad de vivencias, experiencias personales, un
tanto individualistas e independientes, quizá egocéntricas o altruistas según
se mire, pero siempre fieles al espacio del
color que yo lo veo, un pequeño taller de expresión que, al igual que una
válvula, sirve como vía de escape y libera lo que por timidez o introversión se
guarda uno en la olla. Suena infiel y es posible que lo sea.
Esta segunda mitad del año está siendo sabática para mí, desde que me repararon el hombro en Julio no he vuelto al trabajo ni al deporte al que me dedico; hoy sería mi primer día de alta laboral pero, pido disculpas de antemano si alguien se siente ofendido/a, en la empresa van y me dan las vacaciones de verano que por ley me corresponden. Pues habrá que aprovecharlas.
Voy un poco empachado de programación televisiva alternativa (restauradores perfeccionistas, acelerados chefs, arqueólogos entusiastas, presumidos subasteros, aventureros extremos, apasionados culturetas, prestamistas zalameros, megalómanos empresarios o cazadores de caimanes), también lo estoy de currar en casa, y de pescar...ahora me da por ir a recoger setas.
Estuve visitando una asociación micológica de la zona, recolecté un total de once especies para saber un poco más sobre ellas, son las que abundan por donde yo vivo; el hombre que me informó sabía bastante, reconoció todas, las nombró (sólo recuerdo las más comunes) y me explicó un poco sus características y comestibilidad. Captó mi interés, quiso saber donde las había recogido y me ofreció asistir a un curso de dos días para aprender un poco. Le respondí que me gustaba la naturaleza, soy un poco de aprovechar las estaciones más que nada, que tenía tiempo y tal; agradecí la invitación (no sé si iré).
Mañana voy a dar un paseo con el perro a una sierra donde abundan las setas, está a unos treinta kilómetros de mi casa, es un espacio de varias hectáreas de pinos, hay que patear y no está masificado lo cual hace que me invada cierta esperanza cosechera.
Esta segunda mitad del año está siendo sabática para mí, desde que me repararon el hombro en Julio no he vuelto al trabajo ni al deporte al que me dedico; hoy sería mi primer día de alta laboral pero, pido disculpas de antemano si alguien se siente ofendido/a, en la empresa van y me dan las vacaciones de verano que por ley me corresponden. Pues habrá que aprovecharlas.
Voy un poco empachado de programación televisiva alternativa (restauradores perfeccionistas, acelerados chefs, arqueólogos entusiastas, presumidos subasteros, aventureros extremos, apasionados culturetas, prestamistas zalameros, megalómanos empresarios o cazadores de caimanes), también lo estoy de currar en casa, y de pescar...ahora me da por ir a recoger setas.
Estuve visitando una asociación micológica de la zona, recolecté un total de once especies para saber un poco más sobre ellas, son las que abundan por donde yo vivo; el hombre que me informó sabía bastante, reconoció todas, las nombró (sólo recuerdo las más comunes) y me explicó un poco sus características y comestibilidad. Captó mi interés, quiso saber donde las había recogido y me ofreció asistir a un curso de dos días para aprender un poco. Le respondí que me gustaba la naturaleza, soy un poco de aprovechar las estaciones más que nada, que tenía tiempo y tal; agradecí la invitación (no sé si iré).
Mañana voy a dar un paseo con el perro a una sierra donde abundan las setas, está a unos treinta kilómetros de mi casa, es un espacio de varias hectáreas de pinos, hay que patear y no está masificado lo cual hace que me invada cierta esperanza cosechera.