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viernes, 21 de febrero de 2014

Cuatro motivos para recordar un día

Hay experiencias normales para unos pero tremendas para otros, me doy cuenta cuando algún colega me relata momentos pasados vividos en común con mucha intensidad -por lo menos por su parte- pero de los cuales casi no recuerdo nada. Quiero pensar que se trata de eso y no un principio de Alzheimer, cada uno se consuela como le da la gana.

Hoy es un día normal, de estos hay muchos, aún así quiero darle la importancia que se merece, no vaya a ser que en el futuro pierda la olla de verdad y me arrepienta de no haber escrito en un día normal:

1- Me levanté a las cinco de la mañana, bien merece la pena hacer algo importante a lo largo del día para haberme puesto en pie a esa hora. De momento ocho horas laborales.

2- A las dos de la tarde llevo una hora pensando en ello; es mejor irme a hacer deporte que pasar por casa a comer algo, las condiciones son muy buenas, de hecho, acierto lugar a la primera.

3- Cuando alguien necesita un empujón lo mejor es predicar con el ejemplo, espero haberlo ayudado en algo con el intento.

4- Las nueve, número cardinal, momento de la comida-merienda-cena, nueva sesión del pequeño chicotín en la búsqueda del menú que lo alimente para tantas horas de abstinencia y ejercicio. Además hay un ángel en mi casa.

Igual sucedió ayer, y antes de ayer, y el anterior, y el anterior más, y ... Maravillosa rutina.