Otra batalla a librar es mi furgoneta, gripó por tercera vez de lo mismo en diez años que llevamos juntos, está en un taller oficial en espera de noticias de la central, presenté las facturas de las reparaciones y me gustaría que se comprometieran como cliente descontento que soy. Espero no tener que pagar los 1.200€ que vale esta nueva coña del árbol de levas. Da la impresión que en mi capó anida una colonia de termitas metálicas ansiosas de probar cada árbol nuevo que se planta en el motor. Como para no venderlo una vez reparado, eso me espetaría Richard Rawlings si conociese mi caso. Estoy de acuerdo.