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jueves, 27 de marzo de 2014

Cancheros

Hay gente a la que le gusta ver la vida pasar, aprovechan su tiempo como oyentes en aula de sociales mientras el mundo gira a su alrededor; supongo que tendrán el cerebro más desarrollado que los que nos movemos a pie de cancha, es lógico, sus cuerpos tampoco se mueven como los nuestros y la sangre les fluye hacia la sesera provocando menos instinto animal y más racional. Pertenecemos a especies distintas aunque nos cataloguen como semejantes.

Esto no es un tratado de metodología del alma ni una entrada pseudocientífica, sirva a modo de experiencia personal, va sobre lo que deseamos ser y lo que somos en esencia o como un envoltorio oculta lo que hay en su interior. Es un buen momento para abandonar la página, aviso de antemano.

La experiencia es una buena consejera y la vida un cúmulo de picos y valles, cada cual elige la forma de llevar el camino: despacio, deprisa, dosificando, dejándose ir, apoyándose, apoyando, aprovechándose; la historia es ir tirando millas, evolucionando. Nuestros cuerpos también se van transformando y hay edades óptimas para cada aparato, forman parte del ser humano, vale la pena sacarles partido mientras den de sí porque en las últimas etapas de nuestra vida la sangre tirará hacia el sistema nervioso y lo que nos quedará serán los recuerdos de las acciones pasadas, siendo el resultado de todas ellas, sintiendo si nuestra vida ha tenido sentido y si hemos hecho por los demás todo lo que podíamos hacer. Por eso es bueno saber que independientemente vaya el tramo cuesta arriba o hacia abajo no va a durar siempre y conviene atacarlo de frente.

Me gusta la cancha.