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martes, 12 de agosto de 2014

Un sinfin de cosas

Por la mañana, cuando me levanto, procuro pensar en todo lo que voy a hacer ese día; al final siempre hago menos de lo planeado pero gracias a este método siempre estoy apurado. Me gustan las prisas, el contrarreloj, es como me siento más cómodo, me da la impresión de que así aprovecho una vida que nunca sabes hasta donde dura, y aunque muchas veces no me acuerde del pasado o mejor dicho de detalles ahí están los colegas de viviencias para refrescarte la memoria.

Este fin de semana que tiene una jornada más de disfrute me gustaría acercarme al país vecino a deportear, tomar el sol y dormir con el culo al aire; Portugal da el perfil de sobras para lo que busco pero desgraciadamente tengo compromisos en mi tierra que quizá no me permitan desplazarme, la verdad es que llevo comprometido con alguna causa los últimos dos meses. Hasta me está gustando haber acabado las vacaciones tan pronto, me está dando para estirar el verano y más allá a pesar de que en un futuro próximo se borren datos del disco duro.

Un consejo de alguien a quien no le gustan: sacar fotografías de todo sirve como acelerador de recuerdos, es el mejor medicamento que conozco para esta dolencia psíquica, ten a mano algún/a amigo/a dispuesto a ello.