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domingo, 12 de enero de 2014

El final de una aventura

Hoy me han llamado del taller donde tengo la furgo a reparar (nos dejó tirados en una salida a la provincia vecina para hacer deporte), por la voz de la mujer de la oficina me temí lo peor, no sería nada nuevo, para eso ya estoy preparado:

- ...¿Hola?, te llamo del taller donde tienes el coche (me da el modelo).
- Sí, es el mío, ¿qué me cuentas?.
- ...err... la han revisado y tiene varios problemas de motor, ¿te podrías acercar por aquí para hablar con el jefe del taller?, es que tienes roto el árbol de levas y otras piezas, menos mal que llamaste a la grúa sino sería peor la cosa.
- Joder, otra vez lo mismo, me acabáis de hacer una reparación en el motor (eje de balancines) y bla, bla, bla.
- Ya, pero nada que ver con el árbol de levas, pásate mañana y hablas con él.
- (no le cuento que sería mi cuarto árbol de levas) Vale, mañana me paso.

Llevo seis averías graves de motor a mis espaldas, las primeras pensé que podría ser culpa mía pero tratándose del mismo coche en todas ellas ya no trago. La furgo salíó rana, estoy preparando un escrito para presentárselo a la firma a ver que opinión tienen ellos al respecto.

P.D.- Seguiré informando.