Buscar

jueves, 5 de junio de 2014

Tiene nombre de maniobra taurina

Los toreros, esos señores vestidos de luces que si llevaran taparrabos y estuviesen ciclados se llamarían gladiadores, tienen bien ganado su sueldo -recuerdo el que este día dio una voltereta entre pitones, sobre la nuca del animal, para clavarle el estoque- y al igual que intentan el novamás para contentar a la exigente audiencia procuran esquivar la muerte cada tarde de corrida.

La historia de hoy no va de toreros, aunque sí tiene algo de torera su protagonista, por valor y dedicación sobre todo. Camina lenta sobre la arena, va acompañada de su cuadrilla, al lado izquierdo su padre, del ganchete y muleta en la otra mano, no pasean por el ruedo sino pegados a la orilla del mar; y a la derecha su hermano, también con bastón ortopédico por lesión de ligamentos. Viene todos los días con la intención de que los dos recuperen la salud perdida, sin falta ni excusa, con esa actitud constante del que lo considera prioritario a todo, y aunque muchas veces ellos se quejen, quieran escaquearse o pretendan esforzarse lo mínimo, nunca claudica en su empeño y con carácter impone su ley marcial aún sabiendo que después del ejercicio matutino tiene que apurar en asearse porque toca ir a trabajar lo que queda del día.