Buscar

domingo, 1 de octubre de 2023

¿Bienestar animal?

Voy a intentar resumir brevemente como es un día en mi vida y de qué manera afecta a ello la nueva ley de protección animal aprobada este 29 de Septiembre.

Salgo del trabajo al mediodía, estoy deseando llegar a casa para coger a los chuchos y pirarnos para la playa, yo a practicar mi deporte favorito y ellos a pasar ese tiempo conmigo porque ya son años disfrutando juntos de ese momento diario y no hay nada que les guste más. Hasta hace aproximadamente cinco años (al igual que mis anteriores mascotas) bajaban conmigo hasta la orilla y ahí se quedaban jugando, esperando a que yo saliese, sin preocuparse demasiado si esto ocurría más tarde o temprano. Nunca llevaban collar, no soy amigo de ellos, mis perros son animales equilibrados y creo que no lo necesitan. Hasta ese día.

Les encanta el mar, se bañan habitualmente (esquivando a la autoridad que parece ser que a mucha gente les molesta que anden sueltos por la playa como si estas no existiesen mucho antes que los seres humanos y sus estúpidas reglas). Pues lo dicho, desde hace cinco años no pueden hacerlo a cara descubierta, a no ser que los esconda, o los disfrace de personas y los entrene para que caminen como nuestros semejantes (aunque a un servidor no se le asemejen en nada estos intolerantes seres humanos).

Alternativa B, como mis peludos colegas no pueden bajar a la playa por orden ministerial, pero están deseándolo desde que llego a recogerlos, pues los llevo en el coche (con transportín homologado de ciento y pico pavos no vaya a ser que me multen por llevarlos sueltos en la furgo) y después paseamos un rato antes de meterme en el mar; la alternativa del último lustro era subirlos al coche con su tupper de agüita, las ventanillas a medio abrir para que entre la corriente y la furgo aislada con chapas de poliuretano aislante del frío y del calor porque ante todo quiero a mis perros como a mi propia vida y me daría un parraque si les pasase algo. Pues ahora tampoco puedo hacerlo.

Solución: Mis perros se quedan en casa, llorando, porque quieren vivir las aventuras que vive su dueño como hicieron hasta ahora. Y sí, parece ser que l@s iluminad@s que crearon esta aplaudida ley también quieren a los animales (encerrados en sus casas).