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jueves, 18 de octubre de 2012

Un cormorán, setenta gaviotas y el tomador de instantáneas

Hoy estaba solo practicando deporte cuando un nutrido grupo de aves acuáticas se acercaron hasta donde me encontraba, quizá por eso mismo se quedaron encima de mí, debí de ser el único entretenimiento que tenían en millas a la redonda. Aprovechando tal honorable espectativa me dediqué a servir de mono de feria, remando aquí y allá con toda mi alma. Las gaviotas parecían entender el esfuerzo y chillaban con alegría como fans enloquecidas; ¡joder, acabaron motivándome sobremanera!. La culminación llegó cuando un cormorán apareció a mi lado, me miró, juro que me guiñó un ojo como diciéndome chaval lo estás dando todo, y como un chico tímido desapareció sumergiéndose al instante como si viniese únicamente a mostrarme ese gesto de aprobación.

Cuando salía, una hora después, feliz por tan grata compañía, pude divisar, entre las rocas, a un curioso tomando fotografías de mi sesión deportiva. Lo miré, me miró, y me hizo un gesto característico entre la peña que nos dedicamos a esto. Sonreí, al tipo parece que también lo entretuve un rato.