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lunes, 30 de diciembre de 2013

Epilogía de la que termina

Vamos a acabar el año dando puyas, total, en el que viene en camino seguiremos sufriendo historias como estas:

- Cierta empresa eléctrica cobra un sustancioso recargo mensual a aquellos clientes con los que no ha podido contactar (sólo mediante notificación en el BOE) para que un técnico vaya a nuestras casas a mirar si el diferencial instalado se corresponde con el de la potencia contratada. En muchos casos son cifras que engordan las facturas en 30, 40 o incluso 50€ (sí, al mes). Echarle un ojo a vuestros recibos no vaya a ser, sobre todo aquellos/as que dispongan de segunda vivienda o haga mucho que no revisan el desglose de la factura. Ojito, los ingresos extra de esta compañía pueden ser escandalosos.

- Tiene poco sentido que sigan prohibiendo fumar en los casinos cuando la mayoría estábamos de acuerdo -incluído el gobierno- en levantarle el veto a Eurovegas -empresarios hagánselo mirar no vaya a ser que mañana recuperen clientes-. El que aquí junta letras ni fuma ni juega por dinero, lo comento por la duda de si existiera parcialidad por mi parte.

- Estamos cansados de los consorcios entre compañías que lo único que consiguen es minimizar coberturas, malevaluar daños y restar bonificaciones para que el ciudadano de a pie ya no disponga de alguien que lo defienda sin miramientos.

- Del cazo mejor ni hablar, pero claro, alguien se lo tendrá que llevar, no va a quedar la subvención para fondos comunes.

- La doctrina Parot es como la ley Bosman empuñando una ametralladora Gatling.

- Si resulta que a los alimentos perecederos les van a aumentar la fecha de caducidad para que se desperdicie menos a ver que van a comer los miles de ciudadanos que a día de hoy encuentran algo comestible en los contenedores.