Como al final lo de la furgo fue más un susto que otra cosa -taqué del motor desgastado y me entró en garantía por causa de una reparación anterior- tengo que sentirme afortunado, estaba cagado de miedo a que me gripara de nuevo.
Hoy he pasado por casa para conectarme a la red y mirar como está todo después de dieciocho días sin venir, en apariencia iba bien hasta que me ocurrió lo siguiente...
.... Abrí la puerta y se encendió la luz del detector de presencia -suena a novela-, llevaba puestas unas bermudas por encima de las rodillas y calzaba sandalias sin calcetines, venía de la playa y tenía los pies llenos de arena; como mi casa es de piedra no hacía demasiada calor para la de días que lleva cerrada, subí por la escalera hacia el salón mientras me rascaba los tobillos, me picaban una burrada. En el salón todo bien, sin rastro de ratones que hubiesen podido entrar por algún lado. Las luces estaban apagadas y no había pérdidas de agua en cuarto de baño, radiadores, tuberías... Cerré la puerta, subí cuatro peldaños más para acceder a un descansillo que utilizamos de estudio y conduce a la habitación principal. Me volví a rascar las piernas mientras miraba el suelo de madera; entre el polvillo de tener una casa cerrada tantos días pude distinguir como algo se movía, a medida que me iba fijando más movimiento percibía. Como resultado de mis investigaciones pude comprobar que tengo una plaga de pulgas de tres pares de huevos. En mis piernas debí quitar diez o doce y en el suelo ví más de cien.
Estoy ahí, en qué solución le doy al problema. He pensado en comprar tres botes de Stockade y vaciarlos por la casa, o bien unas bombas que van soltando metralla insecticida, o quizá rociarla entera con un sulfatador. Tener una casa de piedra y madera en el campo está muy bien pero siempre hay algún intruso que se cuela sin pedir permiso, en este caso una macrofiesta de pulgas, debieron quedar por el Twitter.
De momento salgo pitando que me pica todo....mañana vuelvo armado hasta los dientes.