Domingo 6 de Julio 11:30 am. Mi cuñado y yo estamos arreglando una canaleta de bajada de aguas del tejado, saltamos la muralla para acceder a la parte de atrás de la casa que, aunque dicha muralla termina ahí, aún dispone de metro y medio de terreno a todo lo largo del muro. La frontera limita con un terrero contorneado por cipreses (tuyas) que pertenece a un vecino carota y le llamo así porque no merece un nombre. Bueno, el tema es que estabamos arreglando la canalización cuando se acerca el tipo y empieza a merodear por allí haciendo que pasea con un proyecto de perro. Despues de un rato, él en silencio y nosotros a lo nuestro sabiendo de su presencia, surge una conversación:
El carota (a partir de ahora CA).
Mi cuñao (a partir de ahora CU).
Un servidor (a partir de ahora B).
CA: Buenos días.
CU y B: Buenos días.
CA: -con falsa serenidad- ¿Pensáis recoger ese escombro de ahí no?.
CU: Es mi terreno y lo recojo cuando quiera.
CA: No, esa parte pertenece a mi terreno y las obras de mantenimiento las hago yo.
CU: No me vengas tocando los huevos que igual piensas que porque seamos niños somos tontos, el terreno es nuestro y si no estás de acuerdo ya sabes lo que tienes que hacer.
CA: Pues si no queréis por las buenas tendrá que ser por las malas.
B: Pero... ¿ Qué nos estás amenazando?, ¿No te das cuenta que te estás equivocando?, aquí vamos a obrar lo que nos de la gana porque el terreno es nuestro. Si no estás conforme vas al ayuntamiento y mira los planos. Es más, te fiaste de la palabra del que te vendió el terreno y te llevó al huerto.....
CA: Oye, oye déjame hablar, el señor que me vendió el terreno me dijo....
B: ¿Para que te voy a dejar hablar si nada más que dices burradas?, comprueba tus planos y después hablamos.
CU: No queremos hablar más del tema.
CA: Muy bien, vosotros os lo habéis buscado.
CU: ...¿Cómo???*
*tuve que calmar a mi cuñado pues ya le daba un bofetón.
El tipo, desde que compró la tierra hace algo más de tres años, ha intentado usurpar tierras de los demás para agrandar la suya. A los vecinos de arriba se la jugó y a nosotros es la tercera vez que nos la quiere jugar; lo que no sabe es que hace un año contratamos a un perito para pasar a plano las medidas del terreno con respecto a los papeles de compraventa y, una vez hecho esto, fuimos al ayuntamiento para homologarlo. Que aunque niños a su lado -él debe tener 60- no somos gilipollas.