El comportamiento de los animales se parece en muchos casos al de los seres humanos, en mi caso, según el momento, me identifico claramente con dos de ellos: a veces hormiguita obrera, otras arisco gato. Como estoy de producir hasta las mismísimas, es conveniente darle vía libre al minino para que explore clandestino los tejados de la ciudad, afición tremendamente entretenida y solitaria como para dejarla escapar. Por eso, porque tengo ganas de rumba, vuelvo al acecho, ojo Batman, te tengo calado, soy más ágil que el pingüino, al loro conmigo.