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miércoles, 2 de mayo de 2012

Pequeña caja de madera

Desde mi punto de vista para escribir un blog tienes que tener la necesidad de compartir, lo que sea, da igual, pero esa sensación de proyectarnos la tenemos todos, por mucho que me pese reconocerlo y pretenda mantener mi identidad alejada de esta historia.

Cuando hice las primeras publicaciones para la red, me refiero a páginas web personales, evitaba todo rastro que pudiera delatarme: nombres, fotografías, fechas, lugares, ... un poco de antimarketing, así sentía que era mi lugar en el mundo virtual, clandestino. A día de hoy sigo haciéndolo, es lo que me va, aunque las cosas han cambiado desde que existe del color que yo lo veo.

Me parecía poco ético e incluso un acto de cobardía esconderme bajo un pseudónimo, una vez metidos en faena es mejor dar la cara, me jode, no lo voy a negar, por eso existe una cierta normativa "sin" que intento cumplir a rajatabla: sin fotos, sin amigos, sin lugares, sin nombres, sin comentarios de terceros -ni a terceros-, sin publicidad, sin audiencia, sin enlaces. Hay algo que considero muy importante, es la libertad de no sentirse condicionado por agentes externos, cuantos menos vínculos y personas implicadas mejor. Aunque lo diga, casi sobraba decir que publicar algo me parece increíblemente importante como para escribir a la ligera.