Una de las canciones con la letra más bonita que conozco sonaba en la radio de mi coche mientras volvía de una sesión deportiva fabulosa. Relajado, recostado en el asiento y casi en piloto automático tarateaba la melodía; iba fundido pero feliz por haberlo dado todo desde que me levanté esta mañana. Así, refulgiendo cual luciérnagas -como canta el autor en una de sus estrofas-, me encuentro hoy, con un puntito brillante.
Probablemente un servidor no es un figura en nada, lamentablemente ser bueno de verdad desgasta mucho y abarca poco. De ahí surge el título de esta entrada, es válido para definir a los tipos como el que aquí intenta juntar letras, a la larga te permite estar aquí, allá o en ninguna parte. Como dicen por ahí, lo importante es participar. Y sentirse vivo participando, añadiría yo.
La historia viene a reflejarse en estas líneas a colación de otra que me ronda por la azotea desde el Sábado de madrugada. Entre copa y copa me dieron a entender que parecía un tío vulgar, no sé si sólo era que lo aparentaba o se trataba de una afirmación en todo el jeto. Y salió el gato a pasear la lengua.