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jueves, 19 de julio de 2012

Trato sobre un columpio

- Mira, es muy sencillo, te agarras fuerte con las manos a las cadenas y apoyas los pies en el suelo y el culo hacia atrás, ahora empújate con los pies y cuando vayas hacia delante levantas las piernas y dejas la cabeza irse como si fueses a caer de espaldas agarrándote fuertemente a las cadenas; cuando vayas hacia atrás encoges las piernas, sigues agarrado y echas el cuerpo hacia delante. ¿Ves?.
- Sí (mirada acobardada), pero no sé.
- Me parece que tienes miedo y por eso crees que no sabes, ya aprenderás.
- ¿Tú a qué edad aprendiste?
- A los cuatro como tú.
- (mirada de tigre), ¿Cómo me "deciste" que tenía que poner los pies?.

Es un alivio ver los parques con el suelo de corchito para amortiguar los golpes de los peques... antes era barro en el mejor de los casos y gravilla o cemento en los de la mayoría. En el barrio donde nací y crecí había unos columpios infernales, claro, poco análisis de riesgos en comparación con los que existen hoy. Me gustaría poner algún ejemplo por si alguien se siente identificado/a:

- El pescao: una especie de columpio sujeto por dos barras que oscilaban de izquierda a derecha sobre una barra horizontal fija a unos tres metros de altura mientras seis personas iban subidas, cuatro en los asientos y uno/a sujeto a cada barra para hacer columpio, cuanto más fuerte golpease contra el tope mejores eran los remeros. Los accidentes más graves que recuerdo y ví fueron los de una niña que se atrapó los dedos entre los hierros verticales oscilantes y la barra fija (le amputaron dos) y un amigo que cayó hacia atrás rompiendo cúbito-radio, saliéndole los huesos por el codo. Pérdidas de conocimiento y alguna brecha en la cabeza, también.
- La peonza: Una plataforma circular se asienta sobre un eje central que permite que gire 360º. Sobre la plataforma se ubicaban cuatro barras sujetas al centro que permitían que desde fuera empujases a todo correr a los que estaban dentro. Cuanto más rápido girases las barras más corría el aparato. A veces era tal la velocidad que mantenerse sujeto dentro era imposible y salías disparado/a como un cohete a velocidad Match 2,3. Si tenías suerte de no golpearte con los hierros o lastimarte con nada al caer, acababas vomitando del mareo de las vueltas.
- El tobogán: Antiguamente eran varias chapas remachadas entre sí...cuando menos rompías el pantalón....al final de la pendiente sesenta centímetros de agujero lleno de agua turbia en el mejor de los casos. Lo peor era el momento en que te veía tu madre con las zapatillas -antes impolutas- encharcadas y embarradas. Y te cascaba con su zapatilla.