Soy de los que cree que para llegar a tener cierto control de la situación hay que saber manejarse entre disturbios. Cuando evitamos la mar rizada malo, a la larga lo único que se consigue es saber pilotar en condiciones favorables. Y si un día el barco se mueve encabritado no habrá patrón cualificado con agallas para ponerlo derecho.
Odio la dejadez, me parece una forma de cobardía, es como huir de la tormenta; por eso no podemos estar de acuerdo aunque vayamos en el mismo barco, y aunque quizá mi rumbo es erróneo porque no miro los mapas tengo claro que no voy a dar más rodeos de los que ya llevo dado: no me han llevado a ningún sitio. Estoy cansado de pulular sin objetivos por una balsa de aceite, prefiero la mar rizada, hasta aquí podíamos llegar. Una de dos, o me dejas llevar el timón donde yo quiera ir o contrata otro patrón más sumiso que me bajo aquí mismo a pesar de la vuelta a nado.