Buscar

lunes, 4 de junio de 2012

Media luna llena

El presidente de un conocido grupo alimentario -no sé si se le puede llamar así- afirma que los españoles vivimos por encima de lo que producimos, es decir, generamos menos de lo que gastamos. Estoy totalmente de acuerdo, al contrario que la mayoría, ésta piensa lo contrario, cobramos poco para lo que trabajamos. Por eso a veces hay que mirar atrás para saber quienes somos y de donde venimos.

El español medio de hace treinta años era un ser desestructurado que conocía la Democracia desde hacía cuatro días: paleto, machista, presumido y antiestético. Con un nivel cultural y económico muy por debajo de la media del primer mundo, totalmente sometido a los mandatos de paises mucho más desarrollados que enviaban personal cualificado para trabajos de I+D porque aquí no había ni iluminados ni licenciados. Ante tan evidente falta de conocimientos fuimos -o somos- el objeto de las risas de pandillas con más calle que nosotros: Francia, Alemania, Italia, Inglaterra, EEUU, ...o de otras más respetuosas pero igual de adelantadas (Suecia, Dinamarca, Japón o Canadá). La española media no tenía salario remunerado porque la profesión "ama de casa" -es feo hasta el nombre- no tenía convenio colectivo; otras esposas, más enigmáticas, se dedicaban a "sus labores" que sonaba más moderno y abarcaba más espacio físico. Aún así, familias de ocho miembros -lo más común- salían adelante con un único -y mísero- sueldo por hogar. Sí, treinta años son muchos, pero menos de los que nos quedan por pagar de la hipoteca a muchos de nosotros y que aún así firmamos porque parecía poco tiempo.

Los que tenemos la fortuna de tener trabajo tenemos que producir más y mejor para que las empresas puedan contratar gente. Si pensamos que todo va para el cazo del empresario mal vamos, hay mucho/a currito que si llegara a jefe y le fuera en el bolsillo sería peor que los demonios. A día de hoy familias de dos miembros con dos salarios no llegan a fin de mes, claro, hay muchas "necesidades": hipoteca, dos coches, dos casas, vacaciones de verano con régimen hotel y desayuno, adsl, dos moviles y un fijo, material deportivo, salir de cena -y marcha- de cuando en vez, un capricho para los sobrinos, fin de semana rural, etc (hablo de mí). Así claro, no hay manera.