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domingo, 4 de diciembre de 2011

Nata de vaca lechera y almejas furtivas para el amigo invisible

Este fin de semana, en vista del tiempo que hizo, fue el indicado para meter las manos en la masa. Últimamente era más de cemento, arena y ladrillo así que había que cambiar de materiales: escogí harina, crema de leche y azúcar. Teníamos reunión de familia el Domingo, algo había que hacer.

El Viernes por la noche quedé con una mujer, era una cita porque lo habíamos hablado antes aunque la historia no es de amor. La señora se dedica al tema del ganado bovino, entre otras cosas ordeña las vacas, trabaja la leche y saca derivados del producto. Entre todos ellos (requesón, cuajada, leche callada, yogur ...) me quedé con dos kilos de nata fresca. La nata o crema de leche se obtiene al dejar reposar la leche recién ordeñada en tanques, la grasa va subiendo a la capa superior y forma una materia densa con un aroma y sabor característicos que no tiene demasiado que ver con la nata que te venden en el súper. Mereció la pena acudir a la granja aunque está a cuarenta kilómetros de mi casa; quedé en que otro día le cogería algún queso fresco que me ha dicho salen buenísimos.

Con esta materia prima de primera calidad se me ocurrió hacer unas bollas de nata, que es algo muy sencillo de preparar si dispones también de masa madre para mezclar con harina de trigo, sal, agua y paciencia para amasar. La forma viene a ser como la de las pizzas pero con el borde enrollado para evitar que la nata rebose una vez hinche la masa. Por cierto, la masa madre necesita entre cuatro y seis días para despacharla uno/a mismo/a, es un proceso lento así que es mejor tener un lugar de mano donde la tengan. Si a alguien le interesa esta receta ahí va:

Ingredientes: 500 ml. de nata de vaca, 150 gr. de masa madre, 300 de harina de trigo, 100 grs de azúcar, una pizca de sal, 150 ml de agua.

Hervimos la nata primero (a 72ºC, unos minutos, ya es suficiente) y la dejamos enfriar a temperatura ambiente. Si ya viene homogeneizada, pasteurizada o similar no haría falta este proceso. Mezclamos los ingredientes de la masa que servirá de base añadiendo agua o harina a medida que nos lo vaya pidiendo, al final tiene que quedar una masa fácil de gobernar y que no rompa con facilidad; dejar reposar unos veinte minutos antes de estirarla para darle la forma a la bolla. Entre tanto ponemos el horno a calentar a 180ºC. Añadimos el azúcar a la nata batiendo con energía pero sin medios eléctricos que podrían convertir la nata en mantequilla, dejamos un poco de azúcar para, esta vez sí, utilizar la batidora y sacar azúcar glass que servirá para espolvorear por encima la bolla antes de hornear y darle ese aspecto gratinado. Una vez endulzada la nata, con un cucharón, extendemos por la base que tendrá, por ejemplo, forma de pizza con repisa en los bordes; no rellenar con demasiada altura la nata porque al hinchar la masa, desbordará el líquido y pondrá la bandeja del horno perdida. Espolvorear con el azúcar y estará lista para calentar. Media hora a esa temperatura de 180ºC es lo ideal para disfrutar de un manjar bueno, bonito y barato. Suerte.


El sábado por la mañana llamaron a mi puerta para ofrecerme unas almejitas frescas de la ría. Si no supiera que a la persona que me las vendió le hacía falta la pasta para vivir no se las hubiese comprado, los profesionales que se dedican a esto necesitan que el proceso de crecimiento del molusco siga su cauce y el furtivismo les revienta el cultivo. Aún así cogí un kilo para hacer a la marinera.

Ingredientes: 1 Kg. de almejas frescas, aceite de oliva virgen, sal, pimiento verde, pimiento rojo, media cebolla, tres dientes de ajo, perejil, dos guindillas, una cucharadita de pimentón dulce, otra de tomate frito y dos de harina, 1 dl. de vino blanco, dos hojas de laurel.

Si las almejas están sin depurar hay que dejarlas doce horas en agua con sal renovando el agua unas cuatro veces. Picar muy menuditas las verduras (pimientos, cebolla, ajo, perejil) y freir en el aceite a medio fuego, añadir sal; cuando se doren, añadir las guindillas, el pimentón, el laurel y el vino blanco. En otra cazuela poner un fondo raso de agua y hervir las almejas durante un minuto para que abran así evitaremos sorpresas desagradables si alguna está en mal estado o con fango. Añadir las almejas a la olla donde sofreimos las verduras; es el momento del tomate frito, la harina y un vaso (200ml.) de agua. Remover de cada poco los ingredientes con golpes de cazuela para que éstos den vueltas, aproximadamente en diez minutos con fuego vivo estará listo el plato. Suerte.

PD.- El postre prácticamente no lo comió nadie y las almejas salieron sosas. No siempre los resultados son los que uno espera conseguir, nada nuevo para ser sincero. Prefiero no mostrar fotos porque la pinta es estupenda.