Sé que las estás pasando canutas y tengo mal cuerpo. Conozco las dos caras de la moneda y si me fio de las noticias, o por los datos que me pudo dar la familia de la víctima, eres culpable de mala praxis. Afortunadamente puedo hablar con propiedad porque hemos pasado tiempo juntos, creo recordar tres horas de conversación la primera vez que nos vimos y en total pueden ser unas veinte, en casi todos los momentos solos tú y yo. Aunque para tí no sirva de nada, fuiste el protagonista de la primera entrada de este humilde blog, allá por Abril del 2010; en dos ingresos de urgencia te estropeé la cena y lo que pudiera caer, ¿recuerdas?, era Sábado y estabas operativo para emergencias, o sea, si no había novedad nadie tendría que interrumpir tus planes privados. Esa novedad fuí yo, luxación de húmero y te tocó; llegaste en poco más de veinte minutos, muchos menos de los que yo esperaba y, aunque no hubo manera de colocar aquello sin anestesia general, estuvimos tres horas intentándolo. Para el siguiente episodio sí diste hecho, perfecta estocada sobre silla con respaldo acolchado en menos de una hora. Tanto tiempo a solas integra, decidimos entre los dos que había que pasar por el quirófano. En el trato personal, como médico, te doy un nueve alto, tuviste total delicadeza dentro de la agresividad necesaria para devolver el húmero a su estado natural y la información que me brindaste sobre la zona fue mejor que un curso universitario. En cuanto a la intervención quirúrjica, teniendo en cuenta que en mitad de la operación tuve un ataque de arcadas por culpa de la anestesia -no la tolero bien-, y que vomité con sonda puesta, resultó exitosa como ya comenté en esa primera entrada. Para mí, sinceramente, has sido el más comprometido de todos los doctores con los que he podido tratar aunque se te acuse de lo contrario. Desgraciadamente la vida -por un lado y por el otro- os ha golpeado duro.
PD.- Este tipo de profesiones en las que una décima de segundo decide tantas cosas si que tienen importancia real y no la que le queremos dar al deporte, por muchas medallas que se consigan, marcas olímpicas que se rebajen, champions league que gane tu equipo o decisiones parlamentarias que se tomen. Buena Suerte.