Me encuentro remolón. No significa en mi caso que molo mucho, tengo pereza por escribir o no encuentro el momento para hacerlo que suena más a estar ocupado y parecer interesante. Para entendernos, flojeo en el momento de crear una entrada nueva. Típicos días en que me pregunto por qué lo hago y cómo se me ocurrió empezar esta historia. Hoy si tengo una respuesta.
Por hacer algo. Es un buen argumento, me gusta. Ocupar el tiempo libre disponible, contar cosas sobre todo a quien no pueda sentirse influenciado directamente, es decir, personas a las cuales no conozco y que en cualquier momento pueden desconectar porque les interesa una mierda lo que dice aquí. Sin condicionantes, segundo argumento válido que encuentro.
Poco más, el resto es autoterapia, un ejercicio como otro cualquiera de equilibrio mental. Largar pafuera telarañas, exteriorizar sentimientos -a escondidas- que acabarían en nada. Conocerse a uno mismo, tercer y decisivo razonamiento.