Hay guerra fría estos días en mi casa, ninguno de los dos quiere comenzar las hostilidades por miedo a las balas guardadas en la recámara del adversario, podría ser suicida intentarlo. La historia empezó por un esguince: le ofrecí llevarla al trabajo esta semana pero el miércoles a la mañana tardaba demasiado en arreglarse y la amenacé con dejarla tirada; aunque no cumplí con la amenaza, hoy se fue en su coche -coja- por no aguantarme, la verdad es que no tuve ningún tacto y merezco su enfado. Su forma de ver las cosas incluye barreras que yo no veo para las cuales tiene argumento sólido en el que sostenerse y eso me descoloca; acordé conmigo mismo hace tiempo que no echaría por tierra su forma de ver la vida porque ella tiene las cosas claras, sería un error por mi parte, es segura de sí misma y eso es un tesoro que no se puede echar a perder.
Por mi parte, aunque no leas estas líneas, queda abierta una tregua que espero quieras compartir.
