A modo de pequeño homenaje a Darth Vader, el diseño de este blog es negro, con pequeñas estrellitas simbólicas y de nombre veocolor, jugando un poco con el contraste de ese lado oscuro que aquí represento: un blog sin amigos, sin imágenes, sin comentarios.
Hay gente que piensa que vivo en los mundos de happy-yuppy porque no busco beneficios tangibles en las cosas que hago. La peña que me quiere, critica que no intente sacar tajada de las horas invertidas en mis proyectos. Por poner ejemplos, mi novia quiere que siga estudiando -a mis treinta y cinco- y cobre por los proyectos extralaborales que hago, cuando no debe entender que soy lo que quiero ser; mis compañeros de trabajo dicen que tengo demasiada mano izquierda aunque luego se aprovechen de ella y ahí no digan nada; mis amigos creen que podría alcanzar otras metas cuando no se dan cuenta que estoy empujando para que ellos puedan llegar a las suyas. No soy Teresa de Calcuta ni una ONG pero me gusta ver a la gente feliz, más que cualquier monedita de oro que a fin de cuentas son más efímeras que la amistad verdadera, esa que se percibe, intangible.
Entiendo tu mirada de extrañeza a medida que te voy comentando mi modo de vida, ya he vivido estas situaciones con anterioridad por eso no suelo dar explicaciones de nada, la mayoría os moveis por intereses que en nada me conciernen. Lo que si me gustaría que percibieras es la sensación de libertad que transmito y también te pediría un favor a ser posible: si por motivo de la conversación que tuvimos ayer has llegado hasta este blog, me interesaría que lo mantuvieses en secreto porque este material no es para compartir con conocidos. ¡Ah!, quisiera decirte que hay gente que le gusta tener un lado oculto, como yo, no lo corrompas porque esto es una historia de antimarketing, proyectada de antemano con nocturnidad y alevosía; te explico todo esto porque te aprecio pero preferiría que nunca llegases a leer estas líneas.