Seis de cada diez escoltas dependientes del Ministerio del Interior y destinados en el País Vasco o Navarra perderán su puesto de trabajo de aquí a Mayo. Digo yo que éstos, aunque se alegren de que la banda terrorista haya abandonado las armas, cierto disgusto si tendrán desde el día de autos. El colectivo de trabajadores intenta que el Gobierno recoloque a esta preparada gente en labores de vigilancia contra la violencia de género, edificios públicos, prisiones, protección de testigos, ..., supongo que habrá mil y un lugares que necesitan contar con personal de esta índole, más aún siendo sólo 425 profesionales. Del color que yo lo veo mandar a esta gente al paro supone el no va más en la racanería por ahorrar cuatro céntimos al año. Ojito al resto de colectivos, sobran hasta los que protegen a los que nos protegen.
Un ser vivo como el que aquí escribe tiene ciertas lagunas mentales provocadas -quiero creer que es así- por el bombardeo contínuo de emisiones contaminantes procedentes de informadores que desinforman. Da igual la ideología a la que pertenezcan, si va en contra de sus intereses ya harán por darle la vuelta a la tortilla para aparentar credibilidad. Nosotros, los ciudadanos de a pie, bailamos de izquierda a derecha según venga el viento para que nos moleste lo menos posible, no lo digo yo, lo dicen las encuestas. Y por mucho que nos empeñemos en aparentar inteligencia, sentido común, personalidad, clarividencia o demás sustantivos abstractos, en la vida real todo esto brilla por su ausencia. Lo digo porque ahora parece ser que las medidas del Gobierno van en contra de la población, esa misma que hace unos meses decidió que esto era lo mejor.
