Buscar

lunes, 5 de marzo de 2012

Pinto, Paloma y el glaciar sin hielo

Bonito fin de semana. Dejé a un lado lo que suelo hacer y por medio de unos amigos acabamos haciendo turismo rural en el corazón de mi tierra, en esa zona que solemos llamar profunda. No hubo tiempo para el aburrimiento, la casa tenía unas instalaciones cojonudas, piscina climatizada con vistas al bosque, rutas de quads y caballos, y lo mejor, una cocina maravillosa de elaboración casera con productos de primera. Cura de salud en todos los sentidos.

Hay lugares que piden reposo, si estás acostumbrado a llevar prisa para todo valoras un montón esto de lo que hablo; el reloj circula diferente, debe utilizar otras pilas, es fácil adaptarse al pausado ritmo, engancha. Es una pena regresar para comprobar que nuestra vida es otra, mucho más marcada por horarios que lo limitan todo. Por cierto, he visto el nacimiento de uno de los ríos más importantes de la península ibérica, me dio la impresión de que me quedará marcado el resto de mi vida, no porque fuera un lugar asombroso sino porque pensaba que conocerlo era imprescindible para un tío como yo, que soy mucho de geografía.