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lunes, 27 de junio de 2011

Descanse en paz

Tengo un amigo que trabaja en un taller de montaje y equilibrado de neumáticos. La empresa, conocida por el anuncio del empleado que mirando las ruedas de los coches afina la personalidad de sus dueños, viste a su gente con un mono de trabajo hecho con tela de lona en colores azul y verde que dispone de rodilleras acolchadas, muy necesarias para este oficio. El caso es que hace cinco años, cuando compramos la casa, este amigo me regaló un buzo con la esperanza de utilizarlo muchas veces, lo cual indicaría que las obras de mi casa irían para delante pues yo contaba con restaurarla por completo. Hoy estoy pensando en tirarlo porque no da mucho más de sí, está reventado. Ha cumplido con creces, mi colega puede sentirse satisfecho con el regalo que me hizo, si se lo enseño como mínimo se sorprende.

Como ya comentaba ahí atrás, estos días estoy poniendo plaqueta en un cuarto de baño que dejamos a medio hacer hace un par de años, los elementos -water, lavabo y ducha- funcionaban, había agua corriente pero las paredes y el suelo eran de cemento. Hoy, cuando llegue del trabajo, me pondré manos a la obra para colocar los últimos remates. Hoy, cuando termine el alicatado, pongo fin a la trayectoria de este hacendoso uniforme de trabajo, que pasará a mejor vida sin tener decidido su futuro: espantapájaros, muñeco de hoguera para San Pedro, pieza decorativa en marco de metacrilato, devolución a su antiguo propietario, ... Por normativa del blog no se incluyen imágenes a continuación aunque si a alguien le interesa corroborar la noticia y ver el estado del buzo, pinchando en este enlace se puede ver la "joya" por delante y por detrás. El algodón no engaña.