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miércoles, 29 de junio de 2011

Adivina, adivinanza

Vivo en una ciudad -por llamarle algo- en la que han nacido personajes ilustres -malos y buenos- de la historia de España; para los habitantes censados que hay -y hubo- sale una media bastante alta. En la actualidad hay un músico, una periodista del corazón, un actor, un "orientador laboral", un deportista y dos presentadores bastante conocidos, casi puedo decir que los siete entran dentro del top de cada gremio. Sí, estoy fardando de pueblo y vecinos porque en esta zona somos un poco de fardar, va con nosotros aunque el carácter de las gentes de nuestra tierra sea todo lo contrario si tiramos de tópicos.

Repasando la historia de mi ciudad podría decir que fue grande y que ahora es pequeña, poco tiene que ver con la crisis del ladrillo porque la nuestra flota o más bien flotaba, pero al igual que el cemento ahora también se hunde o más bien se hundió. A los habitantes que todavía permanecemos aquí no nos queda otra que volvernos humildes, algo que no llevamos nada bien por nuestra idiosincrasia.

No cambio mi lugar de origen por nada del mundo, me gusta donde nací. No todo el mundo puede decir lo mismo, estoy orgulloso de todo: gente, paisaje, clima, gastronomía, decadencia, orgullo, historia, orientación geográfica, realidad. Sí, ya sé que tengo la autoestima muy alta como muchos de los que vivimos por aquí, es defecto del animal.

Si alguna vez he sentido necesidad de buscarme las habichuelas fuera de esta mesa y de esta casa, ha sido sólo por curiosear que es lo que se cuece por ahí. Espero que algún día podamos remontar, ganar peso social y ojalá un servidor pueda aportar su granito de arena en lo que haga falta.