- ¿Vas al café?
- Sí, ¿te bajo algo?
- ¿Me bajas una lata de cola y un paquete de patatas fritas?
- ¿No comíste verdad?, ¡igual que siempre!, no, si es que la cara te delata... ¿Quieres dos bollitos que me sobraron del comedor?
- No te diría que no, tengo dos plátanos en el coche para acompañarlos, voy a por ellos.
- Estarán bonitos con el día que hace.
- Los dejé ahí porque estaban verdes y ya sabes que me van con motitas y blanditos.
- Anda, pasa a por ellos y llévate el pan.
- Eres un sol.
Estoy otra vez con un bajo peso preocupante -sólo estéticamente- voy a doparme unos días con un medicamento bastante efectivo para el aumento de apetito -y para la cura del sueño-; aunque no voy a dar el nombre, sus componentes principales -hablo de memoria pero lo he tomado muchas veces- son glutodina y aspartato de arginina, que aunque tienen unos nombres con pinta de saber a rayos sucede todo lo contrario, las ampollas bebibles -es como vienen presentadas- son el medicamento más rico que he probado nunca -por encima de la aspirina infantil-. El caso es que me hace falta en estos momentos de alto ritmo deportivo y laboral. Es mi operación bikini de todos los años.