Escuchar a Juanito Oiarzábal rajar de Edurne Pasabán después de haber visto las imágenes del montañero a medio camino de la muerte me descoloca el oído. No cabe duda que Juan tiene pinta de ser un tío rarete, eso que decimos por aquí de darle de comer aparte pero me parece un hombre que va de frente y no engaña. Supongo yo que allá arriba hay que estar muy colgao para superar situaciones límite durante varias horas, además el frío no te deja pensar con tranquilidad y ralentizará el valor a medida que te irás entumeciendo. En esas condiciones extremas son muy pocos los que dan el primer paso y creo que no me equivoco si digo que él lo da. De ahí vendrá su enfado, estará cansado de abrir puertas para que los demás entren primero.
En el Lhotse no hay paparazzis, o no al menos de los que se definen como tales. Alguien, sin consultárselo al propio protagonista de la fotografía, publicó en algún sitio imágenes que reflejan un rescate -real o no- agónico. Entre gente deportista de élite dudo mucho que ocurriera un hecho como este por eso me parece un tanto extraña la intención populista de Edurne. No quiero creer que se atribuye méritos que no le corresponden porque tenía un buen concepto de ella como deportista.