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martes, 11 de mayo de 2010

Bosques de Laurisilva

Este verano pasado estuvimos unos días en Madeira. Nos apetecía la idea de visitarla porque sabíamos que era tierra de verdes bosques y abruptos acantilados, mezcla que nos seducía.

No voy a hablar de lo que podéis encontrar en cualquier guía de bolsillo o página web, a cambio si puedo comentaros sobre algo que no había visto antes: selva y ballenas.

Esperaba una tierra fértil pero no hasta ese extremo, la parte noroeste de la isla es una especie de minúscula amazonia en la que transitar por ella da respeto pues entre plantas subtropicales, inmensas gargantas vegetales y cáscadas vertiginosas crees que cualquier tribu ancestral podría habitar ahí enmedio y no enterarse ni el radar. El tiempo en esta zona de la isla es muy húmedo -Madeira tiene microclima- y al ser tan montañosa el agua se expande por todos lados favoreciendo la densidad de flora. Hay unas plantas preciosas, con flores originales y mariposas increíbles. La carretera que transita desde Santa Cruz  hasta Porto Moniz es recomendable 100% si te gusta conducir, las vistas son de escándalo. Todas las zonas de la isla son una sucesión de montañas y acantilados que sorprenden de verdad (Cabo Girao, Falha da Ovelha, Paul do Mar,...).

La parte sur de la isla se lleva la capital -Funchal-, el sol, los hoteles y el dinero. Circular de Este a Oeste de la isla por la Autovía del Sur -la que hay- es una experiencia única pues de los 80 Km. de carretera, en cincuenta de ellos vas bajo tierra que Madeira parece el paraíso de las empresas tuneladoras, vaya trabajo el suyo. Claro que si vas por la carretera vieja montaña arriba, montaña abajo está muy bien para un guiri como yo, que le mola la tralla de la aventura; pero ir a trabajar todos los días recorriendo esas distancias tendría que ser para un lugareño....buff. No lo quiero pensar. Así que invirtieron en obras y ganaron en salud.

La arquitectura en la isla es peculiar porque no está relacionada con la típica vivienda portuguesa sino más bien con construcciones centroeuropeas del siglo XVIII. No en vano Madeira fue habitado en su mayoría por colonos procedentes de estos países que adaptaron sus ideales a la climatología isleña conformando un entorno muy pintoresco con mayoría de viviendas individuales, distribución en diferentes alturas, ventanas con arcada de estilo ibicenco y abundante jardín. Son lugares agradables a la vista.

No hay playas de arena en toda la isla, salvo Calheta y Porto da Cruz, creadas de manera artificial. Madeira esta contorneado por calas de bolos de piedra y acantilados inmensos. Un paraíso para surfistas como yo, un chasco para veraneantes de toalla y sombrilla. A cambio piscinas naturales que están en contacto directo con el mar con temperaturas medias anuales de 23º.

Si tuviera que aconsejar a alguien para visitar la isla le diría que si fuese una persona aventurera no dudara ni un minuto. Es impresionante. Para los demás casos, mejor mirar la guía de bolsillo o internet. Dan mayor información y encima se ven fotos. Ah!, se me olvidaba, las ballenas muy lindas.