Buscar

viernes, 21 de mayo de 2010

A la deriva

En la frontera entre el bien y el mal te encuentras, respaldado por tu causa a la cual te aferras sin importarte lo que opinemos los demás. El proceso es autodestructivo a mi modo de ver pero no te voy a decir nada no porque no te aprecie sino porque tú, al igual que yo, disfrutas de vivir a tu manera. Lo que no comparto contigo es la forma de presionar, como si tu razón fuese la correcta.


El otro día, delante de mí, te respondieron algo así como "déjame ser feliz como yo quiera" y, sinceramente, me pareció la respuesta que merecías. Yo nunca te lo diría, es cierto, porque no me afectan tus comentarios pues ya te digo que intento dejar vivir a cada uno y si estás a gusto siendo así, vale. De todas formas es difícil relacionarse contigo una vez que se te conoce pues marcas en profundidad los errores que aprecias en los demás bajo tu perspectiva, que ya digo, en ocasiones me parece equivocada. Supongo que debe ser duro convivir así con uno mismo, ya tienes bastante cruz.


No quiero decir con esto que cuando comparto tu razón eres claro, directo y puedes resultar de gran ayuda. El otro día te presioné un poco, a tu manera, para que tomases de tu propia medicina y lo encajaste bien, mejor de lo que esperaba. Eso es algo que te honra.