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miércoles, 26 de mayo de 2010

Mojando pan en la olla

Cuando compramos la casa -bueno, la compró el banco- queríamos espacios amplios aunque ya comenté anteriormente (Con madera de Cumarú- Viernes 7 Mayo) que buscábamos algo viejo para restaurar. Lo que más nos convenció fue el tamaño de lo que era la cocina, que con la rehabilitación siguió siéndolo y nos parecia perfecta de dimensiones para unos chavales como nosotros que siempre estamos rodeados de amigos y familia. Queríamos invitarles a comer, a cenar o lo que fuese con tal de montar una carallada.


Cocinar, para un artesanito como yo, es maravilloso. Además sin obligaciones pues no tenemos hijos y no hay necesidad de horarios ni menús específicos. La idea de que existan miles de ingredientes y que se puedan preparar de otras tantas miles de maneras hace tropenosecuantas combinaciones posibles. A día de hoy es muy fácil encontrar los ingredientes que busques. Entiendo que a un/a amo/a de casa con familia a cuidar le pueda parecer irreal lo que cuento y un tanto fantasía pero para mí es esa dosis de magia lo que me motiva a cocinar. Eso y hacerlo para los demás, que les guste y lo disfruten. No puedo presumir de ser un buen cocinero, aunque me esfuerzo en aprender, no conozco mucha cocina internacional, lo admito. Si tengo ocasión de viajar, en adelante me pararé en descubrir y traer ingredientes nuevos. Un día mirando un reportaje de Arzak que echaban por la tele me quedé maravillado. El tío abrió una cosa parecida a un frigorífico de doble puerta, que en realidad sería una despensa climatizada, con miles de ingredientes desecados. Las dimensiones podían ser de cuatro por cuatro metros más o menos. Yo, que de niño me tiraba mil horas jugando al Quimicefa, que tenía una veintena de botecillos con componentes que mezclaba de mil maneras -algunas con bronca de mi madre incluída- en los tubitos de ensayo que traía el juego, al ver esa despensa del Juanmari que os puedo decir. Parece increíble que le dediquemos tanta pasión a algo tan efímero como puede ser una comida.


Cualquier día pongo aquí alguna receta para preparar. Con sabor casero. Aunque pensándolo bien, ahí os dejo una sencilla:


PATATAS BRAVAS AL ESTILO DE MI CASA

Ingredientes (para seis personas):

- 2 Kilos de patata que dé buen freir.
- Cuatro tomates en rama.
- 2 Dl. de tomate frito Solís.
- 1 Dl de aceite de oliva virgen extra.
- 4 dientes de ajo.
- 1/4 de cebolla.
- Perejil.
- Tomillo, romero, albahaca, mejorana, orégano (Hierbas Provenzales en bote lleva esto).
- Hierbabuena.
- 2 Dl. de vino blanco.
- 2 guindillas secas pequeñas (cayena en bote).
- Pimentón picante o tabasco.

Preparamos un sofrito a medio fuego con el aceite, el ajo y cebolla muy picados en una sarten un poco profunda pues luego añadiremos aquí el resto de los ingredientes. Mientras tanto en una pota pequeña calentamos agua hasta hervir, cuando ésto se produzca introducimos los tomates para escaldarlos durante 30 segundos y quitarles así facilmente la pela bajo agua fría; una vez pelados los trituramos con la batidora y añadimos al sofrito. Añadir sal en condiciones y una pizca de azúcar para evitar la oxidación del tomate. Sumar el perejil ahora.

Cuando el tomate empiece a hacer arrugas en el lateral de la sartén, se separe del aceite y coja un color más vivo añadimos una pizca de hierbas provenzales y otra más pequeña de hierbabuena que le da bastante aroma y sabor. Removemos continuamente a medio fuego unos tres minutos y luego sumamos el tomate frito y el vino, dejamos que hierva de nuevo y añadimos las dos guindillas desmenuzadas y un golpe de tabasco (ojo con el golpe). Dejamos aproximadamete 10 minutos a fuego medio bajo. Cuando las arruguitas del tomate vuelvan a aparecer y se haya fundido el vino, apagamos y dejamos reposar esta salsa tapada.

Cortamos las patatas en dados y freímos a 150-160º pues no queremos que crujan demasiado. Servir las patatas en una fuente honda, una pizca de sal y ahogar con la salsa brava que tenemos en reposo.

Creo que no me dejo nada; si lo intentáis espero que os guste. Acompañar con pan, unas croquetas caseras, unas tostas con embutido, unos pimientos italianos, plátano frito o lo que dispongáis por casa.