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jueves, 13 de mayo de 2010

Un león pardo

Al llegar a casa al mediodía después de salir de trabajar, él está esperando para jugar. Sabe que cuando acaba de comer, llega su padrino para pasar un rato juntos.


Unos días colorean, otros moldean plastilina o tiran a los bolos de Caillou que tanto le gustan. Aunque a él lo que más le divierte es pintar, animales a poder ser, que desde que aprendió a dibujar un caracol, todos los animales del mundo son pocos para ser dibujados: jirafas, cerditos, suricatos, gatitos, cebras, pollitos, ...que sabe diferenciar los de granja a los salvajes, sus formas, colores y cuales son lindos-buenos o malos-feos que depende como se los dibuje su padrino así los relaciona él. Eso sí, no se los pongas delante en la vida real que les tiene mucho miedo. Le van los estáticos. Supongo que es normal para un niño dos años y tres meses.


La semana pasada cuando llegué a casa de mi madre -su abuela- para jugar un ratito con el niño, me lo encontré correteando por el pasillo, a cuatro patas, con la lengua de fuera. En cuanto me vio, vino corriendo hacia mí, gateando y al acercarse alzó una de las manos con gesto de zarpazo y soltó un rugido....


- ¿ Qué haces?, ¿estás de la selva?

- Siiiii

- ¿ Qué eres?...¿ Un tigre?

- Nooooo

- ¿ Un oso???

- Nooooo -se le hincha la boca-.... un león pardo.

- ¿Y yo como lo sé?

- Mira, mira -levanta la camiseta para enseñarme la espalda al aire y menea el culo como si fuese un rabito-.... teno puntitos.

- ¿ Y el tigre?

- Puntitos noooo, tene rayitas.

- Ahhhh, claro perdona, que no me daba cuenta.