Aquí estoy, tirado en el sofá de la salita después de cumplir con mi horario laboral, comer -y jugar- con mis sobrinos al mediodía, dos horitas de deporte al salir de trabajar por la tarde y una vez en casa he barnizado el mueble para la entrada que nos hizo mi padre. Los viernes suelo acabar fundido por la acumulación de cansancio a lo largo de la semana. Lo bueno es que tengo un duende en casa que me ha preparado la cena; ahora mismo la tengo delante y se me han puesto dos colmillos largos: uno por el plato y el otro por el duende.
A otra cosa, llevo un mes escuchando el mismo cd en la furgo, tengo que variar de música porque el maletín que contiene los discos no recibe altas desde que hice la primera comunión. El lp más reciente que tengo es el último de Audioslave o los Arctic Monkeys, y el que suena todo este tiempo es la unión de Insomniac y Dookie de los Green Day. Estoy desenchufado de todo lo nuevo que se cuece por ahí, mi única vía de novedades es la que echan en los cuarenta de lunes a viernes entre las nueve y las dos de la mañana y por las tardes de cuatro a siete, no es lo que busco pero algunas canciones me llegan a entrar por el oído: por poner un ejemplo, la última de Lady Gaga (si este paréntesis sigue aquí es que no miré en internet el título) me hace mover los pies. Otra que echaban hace poco y me molaba era Well, Well, Well de Duffy o Cry, Cry de Oceana y por poner un ejemplo en español alguna de Fito, Macaco o Taxi, que era un grupo que seguía cuando eran Melón-Diesel.
Soy bastante receptivo a la hora de escuchar música y me gustaría explorar otros estilos pero no sé por donde empezar, cuando echo un ojo en la wikipedia partiendo de los inicios de cualquier movimiento para tener una base sobre la que buscar, acabo liándome y enlazando con cincuenta movidas que nada tienen que ver con la idea que tenía en un principio y termino escuchando nada. Mientras tanto, el maletín sigue en el coche, en huelga indefinida por falta de material sonoro.
