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lunes, 4 de julio de 2011

Telenáufragos

Echan un programa por la tele en el que varios famosos acuden a una isla "desierta" con el objetivo de resultar ganador/a del concurso además de la propia recompensa vital por haber sobrevivido a situaciones extremas de primera necesidad a lo menos en apariencia. Abstenerse intelectuales, eruditos de las letras o seres con aparente cultura general, este programa no está hecho para vosotros: ni para ir, ni para ver.

Los tíos/as bajan de peso a marchas aceleradas así que muy bien no lo deben pasar; el otro día pude ver que se quejaban de la falta de comida, normal, hay que buscarse la vida, no es como en la Moraleja que te la trae el chico del catering al borde de la piscina. Entre todos los que allí estaban suponía yo que la mitad valían perfectamente para afrontar la aventura, en condiciones adversas se agudiza el ingenio y la fuerza de voluntad no desfallece con tanta facilidad. Ahí creí que se acortarían las diferencias.

Para mi sorpresa no ocurre tal, la gente que proviene del interior lo tiene más chungo, no sabe buscarse la vida en el agua, son de otro medio más terrenal; los/as que son de mal diente también lo sufren allí y ni caldereta de pescado ni cocos a la caribeña motivan su estómago; los/as que sufren de fobias relacionadas con el ecosistema tropical no logran aplacarlas a pie de cancha; las personas con poca iniciativa, cuando van malnutridas, multiplican por tres su absentismo y dividen entre cuatro el empuje inicial; los débiles de espíritu y salud abandonan al primer revés; los/as fantasmas, fanfarrones/as y mentirosos/as dejan atrás sus crónicos defectos para transformarse en piedras, elemento natural más acorde con su yo interior. Y así seguiríamos si no fuera porque entre tanto tronco podrido hay árboles frondosos también. Esta semana metieron a otro tío y basta que sea el que menos necesidad tiene -o que es vasco tal vez- para que ya lo haya visto colgando de las rocas para coger caracolas y bucear por el medio de la corriente, el coral y las algas que es lugar menos agraciado para permanecer tranquilo pero es donde están los pescados.