A ver como explico esto. No resulta nada fácil escuchar sin enjuiciar, quiero decir que en cualquier conversación con alguien lo normal es valorar las opiniones de alguna manera, unas veces de forma imparcial y otras no tanto. Hoy tengo una duda conmigo mismo y no sé como resolverla.
Cuando conoces a una persona y la consideras un amigo/a -entiendo por amistad aquel lazo de unión atemporal, sincero y permanente- tiene que ser porque ha habido química. La amistad entre polos opuestos cuesta más trabajo conseguirla e intentar meterla con calzador es mala idea. Por lo menos para mí.
Me halaga que seas tu mismo/a, significa mucho que lo hagas conmigo, entiendo que te provoco cierta confianza. Cuando dices que tenemos muchas cosas en común supongo que lo crees realmente. Mi opinión, por no variar, es otra; es posible que veas en mí algo cercano, cordial, es lo que intento, soy así, me gusta el buen rollo pero, ojo, bastante reservado para mis sentimientos -escribir este blog no es contradictorio con ello- y los de los míos. Sinceramente no me apetece contarte como soy porque siempre he visto en tí que deseas lo que tienen los demás como hacen los niños caprichosos, sólo para aparentar una vida mejor que en realidad, para que exista, hay que currársela. Vivir la vida, ser relativamente feliz, es una sensación que no se compra con dinero, se trabaja duramente o se disfruta de ella porque viene de serie, y la primera de las reglas es olvidar la envidia porque es incompatible con esta forma de ser. Creo que es mejor dejarlo aquí porque me estoy poniendo rotundo y total, lo único que quiero decir es que no nos parecemos en nada.