*Me disculpo de antemano porque aunque esta entrada ha sido redactada un veintisiete de Julio, la publicación de la misma no se produce hasta el siete de Agosto -sí, doce días después-. Han sido unos días de trabajo y vacaciones en los que no he tenido fácil acceso a la red.
Juego limpio. Sin trampas sentimentales para lograr mis objetivos, con la esperanza como único aliado y motor de mis metas más ansiadas. Esto es lo que hay, ya lo sabes desde siempre, no sé de que te sorprendes.
Cuando los objetivos no son los mismos lo mejor es dejarlo correr, no hablamos el mismo idioma ni tenemos intención de aprender otro. Quizá sea sólo esto, diferencias irreconciliables, como ocurre en las parejas que ya no se llevan bien. Fin de ciclo.
Como hoy tengo un día terminal, de esos que no me gustan nada, es mejor releer lo escrito anteriormente y eliminar frases que en un futuro pueden ser perjudiciales. Voy a dejar las nubes negras a un lado e intentar que salga un rato el sol por mi ventana. Paciencia, paciencia que todo llega.
A otra historia, también negra, como su voz, como los veintisiete, como sus cócteles. Pido disculpas por lo que escribí hace unos días, la chica ya estaba mal y frivolicé con la anécdota de su concierto en Belgrado. Descanse en paz.