Sigo a vueltas con lo del agua. El Martes comentaba que padecía unas filtraciones en la bodega causadas por una fuga en la bañera. Pues bien, Viernes y todavía no me han solucionado el tema. Ah, olvidaba que dejé la historia a medio contar, llamé al seguro y esto fue lo que pasó tal como lo recuerdo:
- Hola, seguros ..., ¿en qué puedo ayudarle?
- Buenos días, me llamo tal y mi dni es tal, tengo un problema con una tubería y bla, bla, bla.
- No se preocupe, si es una urgencia le enviaremos un fontanero en menos de tres horas.
- Lo es; no hay ducha, ni lavadora, ni calefacción, ni se pueden fregar los platos.
- Entiendo, le paso la información al departamento de fontanería para ver en que momento se pueden pasar. Le llaman en quince minutos.
- Perfecto, gracias -me quedo sorprendido por el trato, debe ser que hace mucho que no llamo y han mejorado el servicio-.
Quince minutos después.
- ¿Hola?
- Hola...¿eres el fontanero?.
- Sí, me han comunicado la avería y me paso a primera hora de la tarde por tu casa.
- Llámame media hora antes porque estoy en el trabajo y así salgo para allá.
- Vale, pues hasta la tarde.
Cuatro y media de la tarde.
- Hola, soy el fontanero, salgo ahora para tu casa.
- Ok, ahora nos vemos.
Una vez allí se hace cargo de la avería, le digo que me tengo que ir para el trabajo, le dejo la llaves y que me llame cuando termine. Al cabo de media hora suena el teléfono.
- Hola otra vez, siento decirte que he llamado a la compañía para informarle de la avería y me han comentado que si no hay daños materiales tienes que esperar a que el perito se pase por tu casa.
- ¿Daños materiales?, ¡claro que los hay!, el agua que brota de la placa cae encima de la caldera y me la va a oxidar, sin contar que el ladrillo interior está mojándose. Si quieren pongo un sofá debajo.
- Ya, me doy cuenta, pero sin aprobación de tu seguro yo no puedo actuar.
- Sí, no me las quiero dar contigo, los llamo a ellos y ya me explicarán.
Hago llamadas donde me confirman -incluso vía sms- que el perito se pondrá en contacto conmigo.
Aguanto el tipo cuarenta horas, ya parece un cachondeo. Hoy por la mañana me cansé.
- Hola, seguros ..., ¿en qué puedo ayudarle?.
- Chapa del quince a telefonista experimentada con un nivel de paciencia de siete sobre diez.
- No se preocupe, he hablado con el perito, está en un incendio -no sabía que también era bombero- pero le llamará en cuanto le sea posible -ya, y con usted hizo una excepción-, nos hacemos cargo de su enfado, lo dicho, ahora lo llama.
- Mmm....eso espero.
Quince minutos después.
- Hola, soy el perito, me han comentado su caso.
Me tuvo que oir a cojones porque creo que me expresé con claridad. De todas formas me dejó tirado hasta el Lunes porque estaba a doscientos kilómetros -vaya casualidad- y los Sábados no trabaja. Yo le explicaba que si no podía venir él daba igual, que lo que yo necesitaba era un fontanero, que volviese el que ya estuvo aquí y asunto arreglado. Pues ni con esas. Los amenacé -último y manido recurso- con hablar con el director del banco y darlos de baja. Al colega le soplaba un pito. Hablé de honestidad, de recursos mínimos, de coberturas, soy un cliente insatisfecho y lo tenía que saber. Después de 34:26 minutos de conversación acabamos igual que comenzamos. Lo que escribí el Martes no era producto de mi imaginación.
PD.- Tener el hombro lesionado y no poder practicar deporte me está poniendo el cuerpo malo. Me noto congestionado -ausencia de agua del mar en mi organismo- y se me agria el humor.