Los correos electrónicos todavía no son capaces de enviar elementos físicos por sí solos, menos mal, a ver donde irían a parar todos los profesionales del transporte si la materia se pudiera desfragmentar en paquetes de información.
La mayoría de usuarios de la red desconoce la procedencia de los mensajes publicitarios de su bandeja de entrada. Y aunque existen filtros o aplicaciones para rechazar las entregas en muchos casos sería más conveniente encontrar el origen del problema que tapar el agujero. Observando el código fuente del mensaje podemos sonsacar la ip del remitente, no es fiable 100% porque dependiendo de la compañía de telecomunicaciones con la que opere o si su dirección virtual es estática o dinámica la cosa se complica. Aún así puede servir para un caso como el que voy a comentar.
Un criador de perros con pedigree ha sufrido el robo de uno de sus sementales, al espabilao que se le dio por sustraer el bien ajeno se le ocurrió también la brillante idea de enviar correos intimidatorios al dueño del animal exigiendo un rescate por el rehén. El ladrón-secuestrador encontró la dirección de correo electrónico de la víctima en una web especializada en criaderos de mascotas. Antes de denunciar el caso a la policía, el dueño decidió investigar por su cuenta y me pidió si podía hacerle un rastreo del mensaje. A ver si hay suerte con los resultados.
Otra historia, hoy tocó consulta de traumatología por lo de la lesión de mi hombro, me han solicitado una resonancia para valorar si hay que operar de nuevo. El doctor parecía majo y como soy de sensaciones, ésta fue positiva.