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viernes, 28 de octubre de 2011

El misterio de la racha de viento

Es muy fácil andar al sol que más calienta, cuando vienen mal dadas izamos el ancla y buscamos aguas calmas donde navegar. Prefiero lo contrario, me gustan las tormentas porque es ahí donde estoy más firme. Voy a dejarlo ahí que esto no es una tesis filosofal, a ver si sirve de introducción para los siguientes párrafos.


Hoy va de marcas, voy a nombrar unas cuantas no por el hecho de publicitarlas sino para expresar un poco el nicho de mercado al que pertenecen y de como han pasado a ser referencia del ciudadano de a pie, el mismo que se encuentra sumergido en la crisis más gorda de su vida y que sigue absorbido en esa espiral de consumo de la que no es fácil salir.

Manolo, hombre, cincuenta y dos años, dos hijos de veintidós y diecinueve años; Luisa, mujer de Manolo, cuarenta y nueve y la única que trabaja percibiendo un salario: catorce pagas anuales de mil treinta y cinco euros. A esto hay que sumarle los setecientos veintitrés mensuales que le pasan a su marido en concepto de prestación por desempleo. Total: mil setecientos cincuenta y ocho que pasarán a ser mil treinta y cinco dentro de tres meses porque a Manolo se le acaba el paro. Pagan un total del mil ocho euros el primer día del mes en concepto de hipoteca, luz, agua, comunidad de vecinos, ... Miguel, el vástago, el mayor, dos hijas, una de cada mujer; casado en segundas nupcias, tiene un Audi A4 tope gama y tracción total con CD mp3 y tropecientos twitters, subwoofers y demás; por supuesto también en paro; suelen comer de restaurante porque no les gusta cocinar y los sábados dejan a las niñas con sus abuelos porque a él y a su nueva esposa les mola ir de marcha finde sí y finde también. Marisol es la hija pequeña de Manolo y Luisa, le encanta vestir bien y salir con sus amigas, trabajó en una tienda de ropa durante siete meses; se cansó del curro porque tenía otras metas según ella. Tampoco estudia, dice: ¿para qué?.

Sólo es un ejemplo, sí, pero puede ser real. El mercado nos atrapa y creemos estar capacitados para remar en estas aguas sin abandonar nuestros privilegios. Desde niños ya tenemos playstation -que hay que ir renovando con los nuevos modelos-, ordenador, smartphone con tarifa plana más internet en casa, cuatro teles, seis tdts y dos dvds, zapatillas nike air max 19, motocicleta o bonobús, colegio privado o clase particular, actividad -pagando- de solfeo o curso de guitarra y habitación para guardar única y exclusivamente los juguetes. Cuando uno/a se hace mayor es muy difícil invertir esto.

Lo que quiero decir es que si nuestros padres nos han educado intentando que no pasáramos sus penurias, la han cagado. Ahora, que hay que pasarlas, no sabemos hacerlo.