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viernes, 7 de octubre de 2011

Querido tocayo

Permítame dirigirme a usted para presentarle mis respetos, no quisiera hacerle perder el tiempo, es importante que continúe con su labor de investigación por poco que le conozco, y aquí nada va a aprender a decir verdad. Me gustaría decirle que admiro su trabajo pero sería mentira, desafortunadamente no sé nada sobre metales ni solubilidad. Sí en cambio puedo entender la importancia de sus estudios y el impacto que éstos puedan tener en el mundo real, excepcional paciencia la suya para conseguir resultados positivos.

El motivo de mi llamada no es otro que pedirle disculpas si en alguna ocasión navega por cualquier buscador para localizarse y sale mi nombre antes que el suyo, sobre todo en el caso de que no comulgue con mi forma de ser o pueda dar lugar a confusión cuando lo que intenten sea localizarle a usted, no quisiera robarle protagonismo si fuera el caso. Espero pueda perdonarme.

Nunca he estado en su país, siempre ha sido un destino apetecible para mí porque me llama de alguna forma, no sé como explicarlo, creo que tiene relación con la selva y la montaña, además, me han hablado muy bien de la capital y de su ciudad natal. Incluso para el tipo de deporte que practico disponen de unas condiciones excepcionales por toda la costa. Si algún día tengo la fortuna de visitarlo, desde luego que recordaré que usted es de allí.

Atentamente
El intruso