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lunes, 3 de octubre de 2011

Pruebas en offset

Por una tendencia -casi suicida- a no copiar lo que veo, mis diseños suelen tener un acabado inacabado. Cuando observo alguna obra original de alguien que sí se preocupa por dejar estos aspectos bien rematados me quito el sombrero, es fundamental ponerle la guinda al pastel si lo que se quiere es sacar tajada, el marketing existe -y funciona- desde que se inventó la rueda.

Un servidor, que se formó bajo el cobijo de las tintas planas, planchas de impresión y tipos de letra, quiere creer que ese aspecto profesional no va con él, rehuye vender sus creaciones porque ha tenido la suerte -o no- de ganarse el pan en otro gremio pero, para no perder el tren, sigue estudiando y practicando; de mayor quiere editar algo serio.

Hace unos días he tenido la suerte de ver impreso en material textil una combinación de colores metalizados. Utilizando técnicas de pulverizado térmico se pueden conseguir resultados sorprendentes en prendas complicadas como las fabricadas en tela acrílica, género de punto, ganchillo...y lo más importante, por mucho que rasques, la emulsión no se va. Si combinamos esta técnica con otras más conocidas como la serigrafía (cada color es una pantalla), transferencia térmica (impresión a todo color) o pintado a mano (a pincel o con aerógrafo), y unimos cierto gusto estético al asunto, la fórmula puede funcionar muy bien. Habrá que enterarse mejor sobre como transferir eses colores metalizados y ponerse manos a la obra.