Buscar

lunes, 27 de septiembre de 2010

Reflejos que alegran mañanas

Aunque el espejo estaba empañado por el vaho de habernos duchado por la mañana temprano antes de ir a trabajar, un halo de claridad me permitía ver como te ponías, con gesto serio y concentrado, el rimmel en las pestañas. No pude evitar sonreir; me miraste extrañada preguntándome de qué me reía. De nada, te respondí mientras suavizaba mi sonrisa. Tampoco te iba a decir que en ese momento me pareciste la chica más guapa del mundo, que la alegría me desbordó y se notó; aunque fuesen las ocho de la mañana.