Buscar

martes, 5 de octubre de 2010

El pueblo sin nombre

Sonaba el móvil, estaba quitándome el neopreno y escuché la melodía cuando abrí la puerta del coche para coger la ropa. Al otro lado de la línea estabas tú, ibas a acercarte por mi casa para recoger el material de construcción que te ofrecí la semana pasada, el cual creías que te llevaría, cosa que no sucedió.

Cuando nos vimos esa noche me enseñaste las fotos de la obra, había avanzado considerablemente desde la última vez que fui. Para mi sospresa, rememoraste todos y cada uno de los días en que estuve echándote una mano, recordando los trabajos que realicé. Tu mujer, lo mismo, pero añadiendo que día llegué tarde o si sólo os ayudé por la mañana. ¿Es necesario tanto detalle?.

Todas las veces que he ido -la obra empezó en Agosto- ha sido los fines de semana de pleno verano, las vacaciones finalizaron a mediados de Julio y los Viernes por la noche -hasta el Domingo- nos marchábamos para la playa a disfrutar y salir un poco por ahí. Aún así, como había quedado contigo, me levantaba temprano, con resaquilla, y me acercaba hasta la obra.

El lugar donde compraste está lo más alejado posible dentro del radio de kilómetros que nos separan, el primer día que fui me tuviste picando piedra con una mandarria toda la tarde; otra vez que iba apurado al salir de trabajar para barnizar aquellas vigas me gripó el coche, cuando las barnicé, me protestaste porque gasté mucho barniz; reventé la espalda subiendo doscientos cubos de hormigón a pulso desde el tejado con una cuerda, a modo de polea; cuando me necesitaste para subir las planchas del tejado dejé lo que estaba haciendo para ir.

Sí, en mi casa, cuando te he necesitado siempre has estado ahí. Ahora bien, venías los Sábados y tu trabajo entre semana no fundía como el mío; es mi primera vivienda, tu tienes cuatro; la comida y la cena iban incluidos para todos; nunca te exigí nada, ni horarios, ni obligaciones, ni productividad.

Por todo esto te pido perdón, porque tu cuarta casa está en el culo del mundo y voy obligado por mi mismo. No tengo motivación alguna por ir y lo siento. Espero poder compensarte a mi ritmo, no me presiones, sabes que no me gusta deberle nada a nadie.