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viernes, 15 de octubre de 2010

Más de lo que imaginas

Me encontré con una amiga, haría unos tres meses que no veía, esta vez la ví con mala cara, apesadumbrada. Se alegró al verme, lo percibí; me preguntó por mi lesión de hombro, Rumbo a ningún sitio (15 Abril), respondí que todo perfecto; le pregunté que tal le iba, me miró un par de segundos a los ojos para que lo captara y después respondió que no le iba bien. Como tampoco quería parecer indiscreto no le pregunté el porqué de su situación, no me parecía el momento y sustituí el típico ¿qué te pasa? por un constructivo ¿se puede arreglar?. Su mirada, pesimista, dejó escapar un par de lágrimas de persona resignada. La verdad es que evitó sentirse débil, no respondió y se marchó encogida de hombros.


¡Como engañamos cuando se nos conoce en profundidad!, un presunto Doctor Jekyll es en realidad un Señor Hyde y el que parece un ogro es un Teletubbie encubierto. Es la opinión que tenía yo de dos conocidos que eran lo contrario según las versiones de sus detractores/admiradores. Cuanto más crees que conoces a alguien: por su cercanía, sus rasgos físicos, mentalidad, cualidades, ... más difícil resulta pues tendemos a idealizar a las personas y lo que se supone un defecto se convierte bajo otro prisma en virtud. Está claro que las verdades absolutas no existen salvo que formen parte de fórmulas científicas empíricamente comprobadas pero los malos de verdad no se advierten, son listos y cazan el zorro con audacia, por eso muchos dudamos de las parejas en las que uno de los dos tiene la culpa de todo mientras al otro/a, pobrecito/a le tocó bailar con la más fea. Los que bajan los ojos, tristones, tampoco me convencen, mi sobrino de dos años hace lo mismo cuando quiere algo a cambio.